jueves, 24 de julio de 2008

SOS TIERRA: LAS NOSTALGIAS Y TENTACIONES DEL ESTÎO




LAS NOSTALGIAS

Desde los días de infancia el verano es sobre todo tiempo del esplendor de los flamboyanes. Cuando en los alrededores de la escuela primaria Sierra Maestra, de Florida, empezaban a llamear sus flores bermellón era el anuncio grato de que se acercaban las vacaciones. Entonces no habìa planes vacacionales y programaciones de verano, pero tampoco tanto calor o quizás el calor no se tomaba en cuenta con los baños en el Río Lázaro y su vieja represa, próximos a la casa de los abuelos y su arboleda protectora, única sobreviviente por obra de no se sabe cuál milagro en medios de los avatares del campo cubano en los màs recientes cincuenta años.
Un mar verde de cañas, interrumpido por grúas y bateyes, árboles frutales y la línea del ferrocarril que comunicaba a aquellas tierras del norte de la llanura camagüeyana entre Ciego de Avila y Florida, a màs de quinientos kilómetros de la capital, con toda la provincia, y que le daban a las vacaciones el aderezo de las excursiones en la chispa de la reparación o el motor, según las distancias, a los cercanos caseríos de Adela, María Lola, o a la lejana Velazco pasando por el batey de Río Lázaro y otros muchos existentes en el itinerario que aproximaba al mar.
Hasta los juegos, las pesquerías, los paseos, llegaban las preocupaciones de los adultos con la Guardia Rural, los desalojos de campesinos, los niños que morían sin poder llegar al hospital, las parturientas que no sobrevivían al parto como tía Brígida, la mala paga por las cañas llevadas al Central Estrella, donde primero vi una premonitoria Torre Eiffel, porque el administrador era de origen francés, decían.
A causa de decisiones que no compartí, aunque comprendo que formaron parte de las presiones del llamado Período Especial en tiempo de paz, el Central Estrella, luego República Dominicana desapareció como otros en el país y no puedo dilucidar a quien de los pocos visionarios funcionarios locales o nacionales se le ocurrió quitar la línea del ferrocarril que se usaba para transportar la caña, pero también a los lugareños, en buena parte de esa comarca prácticamente deshabitada ahora, privándome en lo personal de aquellos recorridos en el lento motor de pasaje o en la locomotora que trasladaba los carros de caña o la aventura de subirse encima de las cañas hasta el próximo chucho con permiso del maquinista y contribuyendo, una vez màs al éxodo de los campesinos y obreros agrícolas que quedan en la zona, donde también el terraplén se ha desdibujado asaltado por huecos y marabú.
Mucho, pero mucho antes de ese panorama desolador post crisis de los 90, hubo otras vacaciones gratísimas, llenas del misterio de escuchar a Radio Rebelde a escondidas, de jugar a la guerra entres barbudos y casquitos y otras esperanzadoras con nuevas escuelas en la zona, alfabetizadores, trabajadores voluntarios que venían a hacer la zafra, primos que se iban a estudiar a un lugar inimaginable con nieve llamado Moscù, otros que se iban a las escuelas de milicias en Camaguey o a subir cinco veces el Pico Turquino, el màs alto de Cuba, desde donde mira Martì gracias a la gestión del doctor Sánchez Manduley y de su hija Celia.
Y la numerosa familia fue pasando las fronteras locales, expandiéndose al país y al mundo y quedándose en otros sitios porque las estrenadas oportunidades eran casi ilimitadas pero el terruño nido se fue quedando vacío, como ocurrió en todo el territorio cubano hasta llegar a ese 75 por ciento de la población que se volvió citadino mientras sòlo un 25 por ciento vive en zonas rurales, mientras mi padre ingenuamente preguntaba ¿quién va a trabajar la tierra si todos serán artistas, deportistas, ingenieros, arquitectos, científicos?
La nostalgia veraniega se ha desatado después de escuchar el reciente discurso de Raúl Castro ante el Parlamento Cubano, el viernes 11 de julio del 2008, que ha llamado literalmente a volver a poner el corazón y los pies en la tierra y sentirme tentada ante la amplia información del esfuerzo que se realiza en el país para que, a pesar de limitaciones y obstáculos, de la crisis mundial, de la subida del petróleo y los alimentos, el verano sea una estación memorable.

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