viernes, 18 de enero de 2013

La repùblica de Josè Martì




Criatura inagotable, eterna y contemporánea, tanto tiempo después de su nacimiento, el 28 de enero de 1853 y de su muerte en campaña, el 19 de mayo de 1895, José Martì tiene mucho que enseñar a los latinoamericanos de hoy empeñados  en unirse como “la plata en las raíces de los andes” cuando un tipo de socialismo autoritario implotò y el capitalismo muestra síntomas de profundo agotamiento.
 Volver sobre sus páginas siempre asombra porque no hay asunto de la naturaleza, la sociedad, lo terreno y lo divino que no haya motivado su interés, pero no hay pasión que supere su amor por Cuba, no sòlo liberarla de la opresión colonial, sino dentro de esa lucha crear las bases para el nacimiento de una república que no repitiera los errores de sus vecinas, del norte y del sur en el Siglo XIX.
Martì, que supo prever los peligros que entrañaba para la región el afán imperial de Estados Unidos, también señaló certero  los defectos de las que llamó dolorosas repúblicas latinoamericanas donde la independencia de España no evitó los males de la colonia, porque  ” quedò la libertad entre los poderosos que no la amaban, o la entendían sòlo para su casta superior; porque la masa pública no conocía la libertad, ni la sabían defender, ni entendía los medios de propagarla y mantenerla porque la mayoría nacional, que es la que asegura la libertad, entendió sòlo de ella el espíritu de independencia contra el extranjero”

El hombre que proclama yo quiero que la primera ley de la República sea  el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre, està pronunciándose por otro tipo de organización social. Diferente a la que ha conocido en las repúblicas  del continente. Quien lo lea con hondura descubrirá que quiere una distribución diferente de las riquezas. Sabe que la opulencia de unos produce desequilibrio y como el Jesús de Nazaret piensa y se lo escribe a su amigo Eligio Carbonell el 10 de enero de 1892:” Este mundo tiene increíbles vilezas, ocasionadas casi todas por el interés. No hay màs modo de salvarse, Eligio, que moderar las necesidades. La sobriedad es la virtud. El que necesita poco es fácilmente honrado”. Y define: “Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos. El progreso no es verdad sino cuando penetra en las masas y es parte de ellas.”
Es un pacifista que organiza una guerra contra el colonialismo porque no le han dejado otra alternativa para procurar con la libertad una República donde el trabajo honrado y la concordia de los elementos diversos produzcan el bienestar de todos.
Todos es su palabra sagrada, y cuando alguien, por mucho que lo respete y admire no entiende esa máxima pelea duro por convencerlo y no se rinde. Antepone por eso a los efectos nefastos del caudillismo durante la Guerra de los diez año-1868-1878- en Cuba y en la de independencia las repúblicas americanas, el principio ecuménico y democrático de con todos y para el bien de todos.
Tiene que bregar duro con muchas incomprensiones de los heroicos guerreros por la independencia, que respeta y quiere con verdadera devoción, pero no alcanzan a entender la inteligencia y el desprendimiento de este hombre màs joven que tiene un concepto renovado de la patria republicana que quiere fundar y de los peligros que le acechan fruto de su pensamiento agudo que avizora y anticipa lo que será el imperialismo para el continente del Bravo a la Patogonia, y sabe que la tarea de gigante que exigen los tiempos no la pueden sostener personas o grupos de personas, sino la nación entera para que sea obra perdurable. Los viejos y los nuevos. Los veteranos guerreros y los bisoños.
Por eso le dice a Rodríguez Otero en 1886: Ni hay hombres màs dignos de respeto que los que no se avergüenzan de haber defendido la patria con honor: ni sujetos màs despreciables que los que se valen de las convulsiones públicas para servir, como coqueta, su fama personal o adelantar, como jugadores, su interés privado.
En una carta a Máximo Gómez fechada en Nueva York, 20 de octubre de 1884, le explica sus preocupaciones ante el celo de los viejos guerreros de monopolizar la guerra que él està organizando: Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento; y cuando en los trajines preparativos de una revolución, màs delicada y compleja que otra alguna, no se muestra el deseo sincero de conocer y conciliar todas las labores, voluntades y elementos que ha de hacer posible la lucha armada, mera forma del espíritu de independencia, sino la intención, bruscamente expresada a cada paso, o mal disimulada de hacer servir todos los recursos de la fe y de guerra que levante el espíritu a los propósitos cautelosos y personales de los jefes justamente afamados que se presentan a capitanear la guerra. ¿què garantías puede haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana?
En esa misma carta le reclama al general respeto por el trabajo “con mucho dolor” de organizar una nueva hornada de luchadores y le expresa: Domine Ud., General, esta pena, como dominé yo el sábado el asombro y disgusto con que oí un importuno arranque de Ud. y una curiosa conversación que provocó a propósito de él el General Maceo, en la que quiso-¡locura mayor¡ darme a entender que debíamos considerar la guerra de Cuba como una propiedad exclusiva de usted, en la que nadie puede poner pensamiento ni obra sin cometer profanación, y la cual ha de dejarse, si se la quiere ayudar, servil y ciegamente en sus manos. ¡No: no, por Dios- ¿pretender sofocar el pensamiento, aún antes de verse, como se verán Uds. , mañana, al frente de un pueblo entusiasmado y agradecido, con todos los arreos de la victoria? La patria no es de nadie: y si es de alguien, será, y esto sòlo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia.
Ante el General Antonio Maceo defiende sus posiciones con absoluta claridad  en carta del 8 de enero de 1894 cuando ya la guerra està próxima: “Y que es a usted por orgullo y cariño, que ojalà entienda usted, tan grandes como son, digo yo muy naturalmente  todo lo que pienso y quisiera decirlo todo dìa por dìa- porque sin compararme en el valer, me siento uno con usted en la capacidad de morir en el país, y de servirlo con sinceridad, y mejorarlo desde las raíces, y de suprimirme y sufrirlo todo por su servicio- siento en usted un alma gemela. No me diga lisonjero, ni que le digo esto por necesitar ahora de usted para llevar adelante como gloria mía esto que he desenvuelto de manera que sea la obra de todos y no puede ser sin todos.”
Después de  muchos años de aunar voluntades diversas, desde las màs humildes hasta las màs reconocidas, desde 1878, José Martì logra proclamar el 10 de abril de 1892 el Partido Revolucionario Cubano y precisa que  se ha fundado “para poner la república sincera en la guerra, de modo que ya en la guerra vaya, e impere por poder incontrastable, después de la guerra” porque cree que los partidos que duran arrancan de la conciencia pública, “ vienen a ser el molde visible del alma de un pueblo, y su brazo y su voz.” Cuando al año siguiente se produce la elección anual Martì celebra este suceso democrático de elegir a los representantes, la posibilidad de que el que es delgado hoy, puede dejar de serlo mañana y recalca: “La grandeza es esa del partido revolucionario: que para fundar una Republica ha empezado por la República. Su fuerza es esa: que es la obra de todos, da derecho a todos.
En ese mismo texto, Persona y patria, de abril de 1893 Martì expresa: “Tenemos la médula de la República, criada en la médula y el destierro; y los hábitos y el recelo saludable del gobierno republicano” y agrega  “el cubano, indómito a veces por lujo de rebeldía, es tan áspero al despotismo como cortés con la razón. El cubano es independiente, moderado y altivo. Es dueño y no quiere dueños. Quien pretenda ensillarlo, será sacudido.
Como es conocedor profundo de las fuerzas que han movido la historia y conoce el alma humana, en su artículo Los pobres de la tierra, apunta los factores que ha de tener en cuenta la conducción del país: Un pueblo està hecho de hombres que resisten, y hombres que empujan: del acomodo que acapara, y de la justicia, que se rebela: de la soberbia que sujeta y deprime, y del decoro, que no priva al soberbio de su puesto, ni cede el suyo: de los derechos y opiniones de todos sus hijos està hecho un pueblo y no de los derechos y opiniones de una clase sola de sus hijos: y el gobierno de un pueblo es el arte de ir encaminando sus realidades, bien sean rebeldías o preocupaciones, por la vía màs breve posible, a la condición única de la paz, que es aquella que no haya un solo derecho mermado.
El 14 de marzo de 1892, cuando sale a la luz el  periódico Patria en Nuestras ideas vuelve sobre la república que quiere fundar: “Se habrá de defender, en la patria redimida, la política popular, en que se acomoden por el mutuo reconocimiento, las entidades que el puntillo o el interés pudieran traer a choque y en la proclamación del Partido Revolucionario Cubana, el 10 de abril de 1892 reitera que la labor de este partido  que organiza la guerra para que “el país, por falta de ordenación oportuna, no atraiga y justifique el arrebato de un caudillo impaciente, con igual daño grave del caudillo y de la república; para componer la guerra, y preparar la victoria, de modo que las aseguren, por el equilibrio de la justicia de los hechos, los factores mismos que por su diversidad y recelos pudieran perturbarla y para procurar que la fundación de la república no caiga en manos incapaces, ni parciales.
Martì que ha conocido en profundidad los sistema políticos de Estados Unidos y América Latina, comprende la importancia imprescindible de la unión y funda un partido para organizar la tarea republicana que se ha propuesto desde la guerra misma, pero aclara en Patria el 30 de abril de 1892: “ La unidad de pensamiento, que de ningún modo quiere decir la servidumbre de la opinión, es sin duda condición indispensable del éxito de todo programa político, y de toda especie de empresa, principalmente de aquellas que por la fuerza, la novedad y la oportunidad del pensamiento se acercan màs al éxito que cuando iban sin otro rumbo que la pasión o el deseo desordenado, que màs perturban que serán los ánimos y alejan que acercan, en un país harto probado y harto razonador para lanzarse a tentativas oscuras que no satisfagan su juicio.” Y define: Abrir al desorden el pensamiento del partido revolucionario Cubano serìa tan funesto como reducir su pensamiento  a una unanimidad imposible en un pueblo compuesto por factores diversos, y en la misma naturaleza humana.
El Socialismo del Siglo XXI tiene en la República soñada por Martì un referente que no debe soslayar.

martes, 15 de enero de 2013

Libros para niños en la cercana Feria




Otra vez se acerca la Feria Internacional del Libro de La Habana. La XXII. Otra vez la Editorial Gente Nueva ha preparado un racimo de obras para los más chicos, los preadolescentes, los jóvenes y en verdad es muy amplio ese diapasón etario desde los pequeñuelos que comienzan a leer hasta los  que ya  leen de corrido, como decían los abuelos.
Justo la escritura para los pequeñuelos es la más difícil y en general los libros que le están destinados, porque como se sabe esas primeras edades requieren de particulares atractivos y también de posibilidades de participar que les entusiasme.
Por eso hay que saludar el que ya estén listos para presentarse en la gran fiesta del libro y la lectura cuatro títulos que pueden resultar seductores para las primeras hornadas de lectores: Musiquito, de Lina de feria,  El espantapájaros, de Olga Navarro, Contar hasta Diez, de Reinaldo Álvarez Lemus y Coloreando Caballos, de Emilio L. Arias Borrego.
Musiquito, de la Colección Tesoro, con ilustraciones de Anabel Alfonso y Gabriela Gutiérrez aproxima a una historia sencilla y de fácil comprensión sobre la amistad entre diferentes: un canario trompetista, un niño, una familia y un gato y sus escenarios y peripecias se pueden colorear mientras se van conociendo.
Musiquito, el canario trompetero, no es muy grande, pero sus ojos están llenos de amor, por eso su música brota cálida como los rayos de un sol refulgente, y fresca como la hierba buena.
En Coloreando Caballos no se trata sólo de colorear diversos tipos de caballos ilustrados por el propio autor, sino de conocerlos porque de forma sintética aparece una información útil de donde vienen los caballos, como se denominan cada una de las partes de su cuerpo, las característicos similares y diferentes según  los lugares de surgimiento y el uso que le dan los terrícolas en sus vidas. Pero también incluye a los caballos mitológicos,- centauro. Pegaso, unicornio-, y una lista de jinetes famosos.

PEGASO. Caballo alado de la mitología griega, hijo de Poseidón, dios del mar, y de la divinidad Medusa. Fue domado por Belerofonte, a quien acompañó en sus aventuras contra las amazonas y la Quimera.

Si en Musiquito y Coloreando caballos existe la posibilidad de poner en acción los lápices de colores, en El espantapájaros está la de aprender canciones sin desentonar, porque es una historia que incluye letras y música con las partituras al alcance de los ojos para que padres, maestros o amigos u otros niños que estudian música las puedan echar a volar.
Tengo una casa de cristal
Tilín tilàn tilín tilàn
Y sus paredes suena
Tilín tilàn tilín tilàn
Puedo mirar al cielo
Acostada en mi cama
Y asomarme al paisaje
Sin abrir la ventana
Cuando  la lluvia cae
Tilín tilàn
Siento mil campanillas
Sonando igual
Y cuando el sol calienta
Me hace pensar
Que mi casa es un huevo
Que han puesto a  asar
Tilín tilan tilín tilan
Tilín tilín tilan tilan
Asi suena mi casa de cristal

Pero tanto El espantapájaros como Contar hasta diez tienen un encanto adicional: las muy peculiares, hermosas y artísticas ilustraciones de Raúl Martínez, cuya obra le ha consagrado como uno, si no, el más significativo ilustrador de libros para niños y jóvenes.
Las ilustraciones de contar hasta diez son particularmente imaginativas partiendo de la figura de los números reproducidas con las bondades de plasticidad que ofrece la imagen de un payaso. A ese verdadero regalo visual se añade la gracia y el ingenio de los poemas de Reinaldo Álvarez, multipremiado autor que sabe aprovechar  las posibilidades de la escritura, la música y el teatro para lograr una obra con la que fácilmente se identifican los pequeños.
El uno
El uno se aburre
No sabe que hacer
Nadie lo visita
Ni juega con èl
Y trenza los pies
Soñando algún día
Llegar a ser diez.
Esta pequeña muestra de lo que podrán disfrutar los niños con los libros pensados para que ellos se diviertan y tengan la posibilidad de participar es sòlo una hendija que nos permita avizorar lo que aparecerá cuando se abran las puertas de la cercana Feria Internacional de Libro de La Habana en febrero próxima Habrá mucho más y será avisado.