viernes, 3 de octubre de 2008

Autoestima






Cubanos en la eternidad

El arcángel Gabriel va a ver al Señor y le dice:
'Tengo que hablar contigo. Hay cubanos aquí que están causando muchos problemas... --A ver, empiézame a contar-- dice el Señor. --Mira, se subieron en la reja de la entrada y se están meciendo sobre ella como si fuera un columpio; mi Trompeta ha desaparecido misteriosamente, aunque a cada rato la oigo sonar en la lejanía con un ritmo pegajoso, pero demasiado alborotado. Además, tienen las túnicas salpicadas de frijoles negros y café con leche; han subido a sus perros en las carrozas celestiales, se han quitado las aureolas y andan con gorras de peloteros. No quieren barrer las escaleras del cielo y se ponen a bailar con las escobas; el suelo de la cocina está lleno de semillas de naranja agria, salpicaduras de sofrito, pulpa de mamey y cenizas de tabaco. Y, como si fuera poco, están organizando peleas de gallos en las nubes y andan volando por ahí con una sola ala y diciendo: '¡Me la comí, asere, si muevo el ala rápidamente vuelo como un colibrí, vaya, soy la candela! Ah, y los que puse a cantar en el coro se la pasan gritando '¡Azúca...!' y repiten un estribillo raro: 'Tin, marín de dos pingué, cuca la mácara títere fue'. Tras oír pacientemente al ángel, el Señor contestó: 'Los cubanos son cubanos, Gabriel, y eso no se puede remediar. El cielo es el hogar de todos mis hijos con sus defectos y virtudes. Pero si quieres enterarte de lo que son problemas graves, llama al diablo y verás una realidad muy distinta. Gabriel va hasta el teléfono y llama al diablo. --Oigo-- contesta Satanás. --Hola, soy yo Gabriel, es que quería... --Coño, espérate un minuto, chico-- interrumpe el diablo y tira el teléfono. Al cabo de unos segundos regresa. --'Bueno, aquí estoy de nuevo, ¿qué puedo hacer por ti? --¿Est ás teniendo algún problema con los cubanos que recibiste en el infierno?-- indaga Gabriel. --Oye, chico, espérate un minuto, ahora mismo te contesto, pero tengo que chequear algo-- dice Satanás y sale corriendo. --Perdona la demora, Gabriel. ¿Qué fue lo que me preguntaste?-- pregunta el diablo cinco minutos después. --Que si estás teniendo problemas con los cubanos que llegaron al infierno?-- repite Gabriel. --Pero, ¿qué carajo está pasando aquí? ¡Qué coño es esto, caballero'!-- grita el diablo exasperado--. Espera, enseguida estoy contigo. Satanás suelta el teléfono y regresa a los 15 minutos jadeando. --Oye Gabriel, perdona, pero no te puedo atender ahora. Imagínate que estos cabrones cubanos han apagado el fuego del infierno y están tratando de instalar un aire acondicionado.............................







1 comentario:

Lázaro Buría dijo...

Es genial. E imprudente. ¡Lastima que diga cosas que ya sabes! Perdona la cubanidad.

B