domingo, 26 de octubre de 2008

Celima, el abolengo de la creatividad



Cuando se ha vivido mucho, no se es ya de ninguna época, de ningún lugar.


Te imaginas que este es también tu tiempo; pero los demás creen que no, y te convencen. Les molesta que estés aún aquí, usurpándoles la belleza de una rama frutecida, robándoles un poco del olor de la lluvia sobre los geranios. Te echan en cara que rías, que escamotees el brillo de la noche estrellada, que hurtes su parte en el placer de aspirar esa ráfaga fría que te regala aún la vida.
Les duele que sigas disfrutando de las cosas que tuviste y que ahora piensan suyas. Es como si pretendieras fabricar tu casa en una parcela ajena.
Los sentiste llegar con alegría, los miraste crecer invadiendo rincones, llenándolo todo, les hiciste un sitio, les diste alas. Ahora el espacio es pequeño para tanto vuelo, y te ves desalojado, echado de ti mismo, azotado por la burla, por la incomprensión; sin derecho de opinar, sin potestad para aconsejar siquiera.
Entonces, con dolor, adviertes que solo eres dueño de tu pasado, ese que pleno ayer, es ya un espejo roto cuyas astillas reflejan apenas pedazos desdibujados, deformados, de cuanto fue.
No tienes más que un lugar: el espacio que ocupas, que humildemente ocupas. Todo cuanto te rodea es ajeno. En ese momento te percatas de que tu tiempo es la nostalgia.




Ese texto que preludia el libro de cuentos Tiempo de nostalgia es una puerta que Celima Bernal García abre para que entremos en los màs profundos de sus sentimientos cuando ya ha pasado los 70 años de andar sin cansarse de ser creativa a pesar de las molestias que tal actitud suele ocasionarle a algunos convencidos de que disfrutar del suceso de vivir es algo exclusivo de otras edades.
Celima se ha hecho popular en Cuba por su labor de protectora y difusora de los cambios y permanencias de la Lengua española, con secciones habituales en la prensa periódica y la radio, pero posee una obra como escritora, con numerosos títulos a su haber, pero quizás el hecho de estar dedicada una parte de ella a las niñas y niños le ha quitado lustre a su indiscutible valía narrativa a causa de los prejuicios que subsisten con ese tipo de literatura.
Sin embargo, su currículo es una elocuente síntesis de su vibrante paso por la vida cultural y la historia del país.
Es graduada de la Escuela Normal de Pinar del Río y del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. En ambos centros obtuvo el primer expediente de su curso.
Trabajó 36 años en todos los niveles de la educación. Fue profesora de Literatura y Español en Pinar del Río y La Habana. Ocupó el cargo de asesora provincial de dichas asignaturas en su provincia natal. Allí colaboró como instructora de redacción en cursos ofrecidos por la Dirección Provincial de Cultura, y actuó como jurado en varios eventos literarios. Trabajó en varios niveles de enseñanza. Dirigió cursos de formación profesional, entre ellos uno para reclusos que se llevó a cabo en el Castillo del Príncipe de La Habana.
Fue Premio Nacional José Martí en 1953, por el mejor trabajo escrito sobre la vida y obra del Maestro, convocado para alumnos de nivel medio
Aprobó tres cursos de verano en la Universidad de Alabama, USA, y numerosos cursos de especialización, entre otros estudios.
Durante la etapa insurreccional luchó como miembro del Directorio Revolucionario “13 de Marzo”, y escribió en periódicos clandestinos.
Colaboró durante algún tiempo con el seudónimo de Celia María y el anagrama Camile Lebrán Ragaci, en los periódicos Trabajadores y DDT, y en las revistas mexicanas La Crónica, El centavo y Santería. Le han divulgado artículos en Juventud Rebelde. En Revolución y Cultura apareció su poema Éxodo, con él ganó una mención en un concurso convocado por la mencionada publicación.
Formó parte de jurados y del grupo de redacción de libros escolares y orientaciones metodológicas del MINED. Antes había escrito varias unidades que sirvieron como textos en las Facultades Obrero Campesinas.
Ha realizado investigaciones etnológicas. Actualmente se encuentra jubilada; pero desde julio del 95, hasta julio de este año, redactó la sección diaria Del lenguaje en el periódico Granma, a la cual renunció por propia voluntad. Es autora de treinta libros, tres de ellos de género testimonio, uno de leyendas, uno de versos, y varios de otras narraciones –cuentos, noveletas_. Tiempo de nostalgia, de trece relatos cortos, fue editado por Lugus Libros, de Canadá. Acaban de aceptarlo para ser incluido en el próximo plan editorial de “UNIÓN”.
La familia del señor y la señora Lechuza y Rafa, el desordenado, vieron la luz recientemente El artista y su tierra, que están en los talleres de “Borbolla”. Prepara una novela autobiográfica, y dos libros de testimonio. Nueve de sus narraciones han aparecido en antologías, y varias han sido seleccionadas para otras que se encuentran en proceso de edición. Escribió las notas biográficas de pintores cubanos para el CD ROM Sol sin prisa.
Su libro de leyendas afrocubanas Desde la otra orilla, recientemente reeditado, ganó la Distinción Especial del Grupo Niños de Haydée. Había sido premiado en el certamen “Los Pinos Nuevos”. Formó parte del jurado de este premio al siguiente año. En una de esas leyendas, se basó Eduardo Blanco, joven coreógrafo del Ballet Nacional para su pas de deux “Obiní”
Obtuvo el Premio “Abril” 2001 en la categoría juvenil con su libro Él cuida de mí, que también ganó “La Rosa Blanca”, entre los publicados ese año..
Claudia Elena y sus amigos fue acreedor de mención en “Abril 2003”, y de dos premios: el “Misael Valentino” y “La Rosa Blanca”. Ya tiene listos: Claudia Elena es ya una muchacha, una segunda parte de este, dentro del plan editorial de “Abril”, y Benéfica, Maléfica y Profetisa, Quien no quiera creerte…, El mejor regalo, y Dos historias increíbles.
Se publicaron recientemente dos mini libros de su autoría, y se han aceptado otros cuatro cuentos suyos para próximas ediciones. Una de sus narraciones fue publicada en lenguaje braille, y otro está en proyecto en la editorial “Faro”. Escribe una página en la revista “Faro”, para invidentes.
La casa editora “Vigía”, prepara: su libro “Tres historias del mar”.
Tiene una columna semanal en el periódico “Juventud Rebelde”, y ocupa dos espacios radiales, los miércoles y sábados en el programa “Haciendo Radio”, de “Radio Rebelde”, y estuvo colaborando los lunes, en “De mí pa’ ti”, de “Radio Progreso”.
En el plan editorial de “Gente Nueva” aparece su relato de literatura infantil: Los pollitos majaderos, publicado anteriormente por “SIMAR”, y “Dos historias increíbles” en el próximo plan de “Cauce”: Los amigos de Vance.
Tres poemas infantiles, suyos, fueron musicalizados por Elvia Pérez, y uno de sus relatos, integra el repertorio de la citada autora, también narradora oral, y del grupo “Abra Palabra”.

“Para Kadani habían traído sus abuelas, desde la cama del amo blanco, esos largos ríos cuyas aguas corrían bajo los arcos del puente, que simulaba la peineta de carey.
Su cabellera negrísima, siempre aromada con el perfume de los geranios después de la lluvia, olía ahora a humo, y una humareda cerrada y negra nublaba el amarillo oxidado de sus ojos, brasas ardientes.
De vez en cuando se secaba el sudor con las manos tiznadas y cantaba para ahuyentar la soledad:
“. ..mi caballito ta etropiao,
lémbe, lémbe, malémbe... “

Desde muy temprano había empezado a trabajar. Iba afanosa de un caldero a otro, traía leña con que atizar el fuego. Preparaba el ekrú para las ofrendas: majaba los frijoles carita, envolvía la mezcla en hojas de plátano; sin sal para Obbatalà, con añil para Yemayà, con azafrán para Oshún, con bija para Oyá.
—Oruyán —dijo cuando vio que el sol brillaba, y se sentó a descansar un momento.

( Fragmento Desde la otra orilla)

Celima es su escritura con el regodeo privilegiado que le otorga sus amplios conocimientos del Idioma Español, que aprendió de su abuelo pedagogo, fundador de la Escuela Normal de Maestros en Pinar del Río, además escritor, arqueólogo y miembro de la Academia de Historia, quien desde muy temprano puso ante los ojos de la nieta las obras de José Martì, sus versos y cuentos para niños de los cuales ella se siente deudora. En sus textos para los niños siempre hay un mensaje latente en el sentido del mejoramiento humano.
Le temo al didactismo extremo, manifiesta, pero la literatura para los niños debe llevar entre líneas, normas de conducta. Siempre me pregunto si ese espíritu guerrerista de nuestra civilización no estará relacionado con el culto a la violencia, que también està en las obras para los màs pequeños.

“ La mayoría de las personas creen –bueno, yo entre ellas- que las hadas visten túnicas blancas o azules, tienen unas largas cabelleras doradas, y llevan en la mano derecha una vara mágica, en cuyo extremo parpadea una brillante estrella de cristal.
¡Pues nada de eso! Benéfico se aparece lo mismo en chancletas y bata de casa, que con un vestido estampado; el cabello recogido en un moño apretado, y una cesta de las que se usan para la compra, colgada del brazo. Entona muy mal, pero se empeña en cantar a toda hora.
Malévola se pone minifaldas. Y sus tacones son altísimos. Según la autorizadísima opinión del elemento marginal: “¡Tiene una pinta de guaricandilla del cará!” Su pasado es muy convulso. No quieras tú enterarte de lo que sé de ella.
Adora los chismes, y por consiguiente se desvive tratando de conseguir una de esas revistas que son la enciclopedia del cotilleo, donde te enteras de que al ex esposo de la actriz Covadonga Santillana, lo operaron en la clínica de “El Espíritu Santo” a causa de un vello enconado, y de que a su lado está arropándolo, su ojito derecho, la hija menor, fruto de sus amores con Ana Begoña, ex cantante del grupo “Los gitanos”, hija de Natalicio “El Castañuelas”, conocido intérprete de cante jondo.
O también de que al diestro Chucho Negrín, “El Botija”, que hace meses recibió la alternativa de manos de Lutgardo “El Sevillanito”, quien afortunadamente se repone de la cornada recibida el domingo en la plaza de Guadalquivir, acaban de hospitalizarlo en “El verbo Encarnado” a causa de su impotencia crónica.
Eso ha dado lugar a que a veces se le oiga hablar a Malévola en términos tan importados como: “Es una memez” o “Le hacía carantoñas”, o que se refiriera a princesas, infantas y duquesas, con tanta familiaridad, que cualquiera imaginaría que se había criado con ellas corriendo descalzas, mataperreando, jugando al “agarrao” y al “A la una mi mula”, por los callejones de Sabanalamar la Nueva.
Profetisa es tartamuda, usa escarpines de rayas y zapatos acordodonados. Sus espejuelos son gruesos como fondos de botellas. No se pierde jamás un solo capítulo de su telenovela preferida; quizá por eso hubo, hay y habrá tantos percances, tantos accidentes, tantas desgracias y tantas guerras. Lunes, miércoles y viernes, se sienta frente al televisor, y no se aparta de él, aunque gravite sobre el mundo la amenaza de un ataque nuclear.
Es aficionada a los crucigramas, pero contrariamente a lo que pudiera suponerse, no da pie con bola; pregunta al primero que pase por su lado: ¿Rí- rí- rí-rí río de Europa con tres letras?, ¿a-a-a-a-apócope de bueno?, y a pesar de sus poderes, padece de unas ausencias larguísimas, tras las cuales hay que explicarle quién es quién, qué es qué y para qué sirve.”
(Fragmento de Benéfica, Malévola y Profetisa)
El humor suele ser un ingrediente de las obras que Celima escribe para los lectores màs jóvenes. Un humor en ocasiones dulzón, otras con ciertos matices tristes y algunos muy apegados a los gracejos de los decires populares aunque con cierta mirada crítica. En realidad su particular humor es una característica de su personalidad al punto que los amigos siempre le recomiendan que escriba ese racimo de anécdotas que siempre tiene a manos y ponen una nota de hilaridad en sus conversaciones.
Celima tiene también la impaciencia de los prolijos, pero con tantos libros publicados bien podría sentarse a escribir esa novela que es la historia de su vida, que no cabe en unos cuantos párrafos como estos que sòlo quieren dejar constancia de su abolengo creativo.

1 comentario:

Mirell dijo...

De Mirell Medina:
Quedaría muy corto este espacio para halagar a una persona tan completa como Celima. Para mí, que tuve el placer de entrar en su casa y conocerla, esas horas en las que dialogamos de todo lo humano y lo divino, se convirtieron en una experiencia inolvidable. Bajo su techo uno encuentra, no solo a la excelente profesional, sino también a la mujer jocosa, la ama de casa, la madre, la abuela, la amiga de todas las batallas. Quien tenga la oportunidad de disfrutar de su obra, obtendrá un tesoro invaluable. Gracias por todo...