miércoles, 21 de marzo de 2012

La Sole en La jiribilla

Soledad Cruz:
UNA MUJER ENTRE ADIOSES Y BIENVENIDAS
Por Paquita Armas Fonseca
Fotos: cortesía de la entrevistada
Los años ochenta por circunstancias diferentes resultaron ricos en una prensa con cierto grado de polémica y con una abundancia de crítica que ni antes ni después se ha conseguido en Cuba, al no ser durante los primeros tiempos de los sesenta. En ese contexto Soledad Cruz se dio a conocer con amplitud (ya era periodista desde comienzos de los 70)  con sus trabajos sobre televisión, radio y otros temas de la realidad nacional que provocaban airadas controversias entre sus lectores. Más de “un agredido o agredida” le respondió personalmente en el propio periódico Juventud Rebelde, en los festivales Caracol o en otros encuentros de intelectuales.
Por esa época la periodista nacida en Camagüey si tuvo muchos amigos y amigas, también le abundaron los contrarios. Sólo el tiempo, la madurez de Soledad, los años de labor diplomática y quizás ese actual cultivo de las formas asiáticas de buscar el equilibrio interno y externo, han hecho que su presencia ya no represente la amenaza de promover una discusión, aunque siempre está dispuesta a desenfundar su opinión.
Pero esta polémica mujer junto al periodismo cultivó la poesía y la narrativa, especialmente para niñas y niños, en los que la ternura señorea de principio a fin.
Como no pretendo entablar una polémica son Soledad a estas alturas, luego de haber conseguido que la paz sea lo común en nuestros encuentros, hablé con ella como escritora y no como periodista. Ese tema ¡muy interesante! se lo dejo  a otro colega.
-¿Cuándo escribiste un cuento, un poema, una novela… por primera vez?
-Nací y crecí en una familia que sin ser académicamente ilustrada se interesaban por todo lo que ocurría, eran comunicadores natos, tenían ese hábito casi perdido de la conversación, las discusiones, los puntos de vistas diferentes que se expresaban luego de la comida, en la sobremesa, bajo el farol de keroseno, o las velas. La historia de Cuba y las leyendas de fantasmas y aparecidos llegaban envueltas en el olor de los jazmines del jardín de la abuela Catuca y las décimas del Cucalambé. Así, por tradición oral escuché mis primeros cuentos, poemas y hasta novelas versificadas. Y tan pronto aprendí a escribir comenzó mi vocación por la escritura que cristalizó primero en las composiciones en la escuela, seleccionadas casi siempre para ser leídas en los actos escolares. Como mi familia por parte de mi madre Zoila Guerra yo tenía el virus de comunicarles a los otros mis sentimientos, inquietudes e ideas. Muchos años después los Guerras fueron los protagonistas del libro de relatos Jinete en la memoria, publicado por la Editorial Abril y que fue premio La rosa Blanca de la UNEAC en 1990, a partir de los criterios de un jurado que presidía José Antonio Portuondo.
-¿Eras buena en español y literatura? ¿Por qué ese afán desde niña por las letras?


-Desde que aprendí a leer me convertí en una apasionada de los libros y el primero que me marcó fue El presidio político en Cuba, escrito por Martí siendo prácticamente un adolescente, aunque yo recitaba sus versos en los actos de los sábados en mi escuela primaria Sierra Maestra, dirigida por Ana Gloria Varona del Central Argentina, en Florida, Camagüey, que es el sitio endulzado en el recuerdo por las zafras azucareras donde transcurrió  la primera etapa de mi estancia terrestre. La edad de oro llegó después y estando en sexto grado leí una novela El rio, cuyo autor no recuerdo, publicada en la revista Mujeres, cuya historia me hizo evidente que lo que yo quería hacer en la vida era escribir. La protagonista era una adolescente con similares inquietudes a las mías que necesitaba plasmarlas en letras. Leía desaforadamente, los regaños en el aula eran por tener un libro escondido entre la libreta, los regaños en casa eran porque por leer hacía a un lado las tareas domésticas que entonces las madres enseñaban tan pronto una espigaba...Esa pasión me hizo ser buena en Español y Literatura y ganarme el sobrenombre de Polilla cuando estaba becada en la Secundaria Luis Augusto Turcios Limas, de Camagüey, donde fui monitora de Español y como tal por períodod di clases a alumnos de grados inferiores cuando faltaba una maestra.  Ese afán por las letras venía de mi necesidad de saber lo que querían comunicar los otros y luego el contagio de trasmitir a los demás todo lo que sucedía en mi y a mi alrededor. Pero también de percatarme que en la locura que se vivía en el viejo caserón de guano de la casa de los Guerras estaban los elementos que magistralmente expresó Gabriel García Márquez en Cien años de soledad, que la historia de amor de mis padres era más novelesca que las novelas radiales que escuchaban mis vecinas, porque mi madre no escuchaba esas radionovelas, pero si leí los poemas que aparecían en las revistas que se acumulaban en casa, traídas por quienes querían un modelo de vestido. Los primeros libros los traje yo, robados algunos de la biblioteca escolar para formar la mía en casa. Esa gran aventura que es leer afianzó mi fascinación por la realidad, por lo real maravilloso de la existencia, por la complejidad de la vida, porque cuando profundizas en ella te percatas de la trama infinita que no se puede apresar totalmente que trasciende la imaginación más portentosa. La imaginación, la fantasía, son una especie de intuición de esa complejidad que va del gusano a las estrellas, del movimiento sideral a preparar unos suculentos frijoles negros.
- Luego de ser una polémica periodista te das a conocer en Cuba con la literatura infantil ¿por qué?
-El periodismo me absorbió por completo, era la gran oportunidad de tener una justificación profesional para bucear en la vida, en las gentes, en el país, para entrometerme en todo. Recuerdo que muchos amigos me reprochaban pero ¿por qué tú tienes que meterte en todo, porque tienes que formar esos líos? Por vocación, y por convicción de que nada humano me es ajeno, por el compromiso conmigo misma de entender, porque la indiferencia es una de la causante de grandes males en el mundo, pero en medo de ese torbellino, siempre tenía que expresar cosas que no cabían en el periódico, aunque cuando estudié Estética en el ISA me pareció de pronto que ya todo estaba dicho y qué iba yo a decirle a los otros, pero una vez más Martí fue  salvador con esa expresión contundente; todo está dicho ya, pero las cosas cada vez que son sinceras son nuevas y la maternidad, traer al mundo a María Isadora, esa criatura que hace homenaje a sus nombre de santa y diabla, me motivó a inventarle cuentos que luego me decidí a escribir y fueron publicados por la Editorial Abril baja el título de Fábulas por el amor. Es decir que lamento que  algunos  no se hayan enterado pero en el comienzo de la década del 90 aparecieron mis primeros libros para niños y estuvieron ente los más leídos según el record que llevaba la revista Bohemia.
- En el extranjero has publicado tanto o más que en nuestro país ¿incluye literatura para adultos  y para niños?
- Cuando entre grandes polémicas, como siempre todo en mi vida, me enviaron a París en 1994, como embajadora Extraordinaria y Plenipotenciaria, Delegada permanente de Cuba ante la UNESCO, ya yo tenía un poemario, mi primer libro en realidad de 1988 por el Comité de Intelectuales de Puerto Rico, Documentos de la otra,  publicado gracias  a los buenos oficios de la doctora Awilda Palau, una luchadora independentista de Puerto Rico que había topado con mi extenso poema manifiesto Declaración pública de amor, en la Revista Plural de México y por arte de las magias de la vida se interesó en mi obra y la hizo pública. Ese libro provocó un ensayo de Alessandra Riccio, crítica italiana especialista en literatura hispana que luego tradujo y publicó Declaración Pública de amor. En ese momento del período parisino yo había publicado con Abril Jinete en la memoria, Fábulas por el amor y la novela Adioses y bienvenidas y me habían otorgado el premio La Rosa Blanca de la UNEAC y el Abril en 1994 por esas obras para niños y jóvenes. Otro acto de magia, un verdadero milagro fue que Bianca Pizorno, muy reconocida escritora italiana, Embajadora de buena voluntad de la UNICEF, le impresionó  la ilustración de portada de Adioses y bienvenidas entre los libros viejos de la Plaza de armas, se interesó por la autora, la localizó, propuso la novela a Mondadori, la tradujo y sin soñarlo siquiera me encontré en la Feria de Bologna de 1998, entre notables autores europeos, a bombo y platillo presentando Delfin Delfinero. Luego, traducidos por Bianca fueron apareciendo en italiano Il cavallo con l¨ombrelo en 1999 y Sotto il pino Amor grande en el 2006, como parte de una historia de Cuba hecha por relatos de infancia de la Condesa de Merlín, Reneé Méndez Capote y esta servidora, como diría mi abuela Catuca. En Italia también se publicó traducido por Alessandra Riccio Lettere credenziale en 1999 y Com´é cambiata la vita del bambine en Cuba en el 2004, como parte de selecciones de textos cubanos publicados en Italia.
Antes de esos capítulos italianos, se había publicado Remarquing a Lost Harmony, stories from Hispanic Caribbean en 1995, una antología de escritores del Caribe hispano de los 80, a cargo de Margarite Fernández Olmos y Lizabeth Paravisini-Gebert, en la cual aparece Public Declratión of Love, entre los textos escogidos por Cuba
- Y en Cuba?
-Mientras algunos de mis textos eran traducidos en otras esquinas del planeta, en Cuba aparecía con la modestia de papel a que obligaban las circunstancias, el poemario Documentos de la otra en 1991, publicado por la Editorial Capitán San Luis y Secreto Chocolate en 1994, como parte de la Operación Juguetes de esa misma casa editora, que en el 2000 publicó Caballo blanco con paraguas y en 1998 aparezco por primera vez en una antología de literatura para niños, Mucho cuento, de Enrique Pérez Díaz, publicada por Editorial Unión: en tanto , en Francia la Editorial Índigo daba a conocer en una edición bilingüe Francés -Español Declaration publique d´amour en 1999 y Les doutes du feu en 2001.
Después de concluida mi misión diplomática en París, en diciembre del 2001, mis cuentos para niños siguen apareciendo en selecciones o antologías, tales como El cuento de nunca acabar y otros misterios en 2005, Cuentos a caballo en 2006, Mucho más cuento en 2009, Tiempo de amar 2009, Vestida de mar en2010, Cuentan que de amor un día en 2011, entre otras como Uno, nosotros todos, fruto de un concurso convocado por la Fundación de derechos civiles de España, donde resulté finalista.
En el 2004 la Editorial Ácana de Camagüey publicó mi poemario para adultos Erótica del adiós. Para niños aparece en mini libros de la Editorial gente Nueva, en su colección juvenil Eternamente tuya en 2008 y Ediciones Unión publica en 2010 en su Colección Dienteleche Polémica de las estaciones. Como se puede apreciar, años tras año han ido apareciendo muestras de mi escritura, así que a pesar de la crisis del papel y otras razones, paso a paso continúa mi devoción a la letra impresa, paso a paso como construí mis andares periodísticos, de corresponsal en m pueblo primero, luego desde la ciudad de Camagüey, más tarde en la redacción capitalina, desde donde llegué a hacer radio y televisión, convencida de ese proverbio asiático que dice que el camino más largo comienza con el primer paso.
- Por qué Las dudas del fuego ahora?
-En 2011  Ediciones de La discreta, de España publica Las dudas del fuego que fue presentada en la reciente XXI Feria del Libro de La Habana, novela que había escrito en el verano del 1993, publicada en Francia en el 2001.
Otra vez gracias a los sortilegios de la puertorriqueña Awilda Palau, empeñada siempre en hacer notar el Caribe hispano tomé contacto con la Editorial La discreta que tiene un hermoso proyecto, especie de cooperativa artística cultural y les envié Las dudas del fuego porque me interesaba que apareciera publicada en español. ¿Por qué ahora? Catorce años después de haber sido escrita, 11 de haber sido publicada en francés y presentada por Ugñé Karvalis en la UNESCO y señalo este detalle por gratitud, y por orgullo, porque ella fue en buena parte responsable de la publicación en Francia del boom latinoamericano, porque gracias a ella existe el premio Cortázar en Cuba, porque en ella está inspirada La maga de Rayuela, porque como Embajadora de Lituania en la UNESCO fue muy solidaria con Cuba y conmigo y porque me hizo el más hermosos elogio a Las dudas del fuego: es una obra donde la sinceridad y el amor establecen el equilibrio de una historia alucinante. Aparece ahora porque es cuando los misterios de los libros lo permitieron.
- Cuánto hay de ti, tu vida en Las dudas del fuego?
Mi vida, mis sentimientos, mis ideas, mis experiencias, mi fascinación por las mil caras de la realidad, por esa trama que no cesa y me hace descubrir nuevos aspectos en lo que no había reparado antes están en todo lo que escribo, quien leyó los artículos en Juventud Rebelde y luego lee los textos de pretensiones poéticas de Documentos de la otra o la novela Adioses y bienvenidas, o los cuentos para niños o ahora Las dudas del fuego se puede percatar del empeño de hacer notar, de compartir, las inconformidades con tantas cosas que limitan la posibilidad de disfrutar y enriquecer ese suceso fabuloso que es vivir y el entramado revelador entre lo común y lo extraordinario que es su esencia. Las dudas del fuego fue escrita al calor de los acontecimientos del año 1993, entre el desconcierto  y la esperanza, siempre la esperanza como gran mediadora ante las adversidades y en ella, como en otros textos, hay un juego  con las personas  que forman parte de mi existencia que ellos entenderán.
- Y que tienes en el tintero?
-En el tintero no, listas para sufrir el pujilato de que sin son aceptadas o no por las editoriales, siempre on el susto de si interesarán a sus destinatarios, tengo para publicar Los amores de Celia, un intento de retrato de esa mujer que como pocos logró en si la simbiosis de lo común y lo extraordinario, me refiero por supuesto a Celia Sánchez Manduley, las noveletas Amarnos sin convivir y Su excelencia y el vendedor, la novela Los náufragos de la paradoja, los poemarios Ciclón interior y Me amo en tu nombre. Para niños y jóvenes están los libros de cuento Los ojos del corazón y Peripecias de Hada con H, y la noveleta Sobresaltos en alegrón.
Estoy preparando un tomo de mis artículos periodísticos, quizás dos, tres, quien sabe. Escribí tanto en ese periódico Juventud Rebelde que a mi misma me sorprende la cantidad de textos que encuentro tanto en la sección Comentarios, como Por el ojo de la aguja o en la página cultural. Repasar todo eso es algo que me da mucha satisfacción. Ese período largo e intenso que me hizo merecedora del Premio Internacional de Periodismo José Martí en 1989, teniendo entre los jurados nada menos que a mi venerado poeta argentino Juan Gelman.
La verdad es que cuando hago un recuento de mi vida personal y profesional, aunque sea breve siento una gran gratitud por tantas satisfacciones que prevalecen sobre los contratiempos, por tantas gentes que oficiaron de magas y magos, de hadas y duendes y porque no se me han quitado las ganas de salir a la lluvia aunque tenga que mojarme. Es cierto, sin embargo que en este 2012 donde comletaré los 60 años de mi existencia me sirve de sombrilla protectora la certeza de que la vida, entre otras cosas, es una continua alternancia entre adioses y bienvenidas, disfrutable si la aceptas como parte de los sortilegios de la diálectica. ( Publicado en la revista digital cubana La Jiribilla)



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