miércoles, 15 de abril de 2009

El jardín de Bianca













Bianca Pizorno tiene un jardín en su corazón, ahora crecido en su casita de la isla Cerdeña। Sòlo los que tienen esas fuerzas dentro pueden escribir algo tan conmovedor como Escucha mi corazón que acaba de ser publicado en España o convertir una historia como la de Lavinia en algo hermoso y aleccionador.
Desde que Bianca vino por primera vez a Cuba se fascinó con este otra isla, con el desfile de los niños hacia las escuelas en la mañana, con las bibliotecas a su disposición, con tantas cosas garantizadas a pesar de que el país vivía la crisis de los 90. Ella se amigó con los trabajadores de la Biblioteca Rubén Martínez Villena de la Habana Vieja y organizò una campaña en Italia para que todos los viajeros de ese país trajeran un libro para los niños.
Y ya quedò emparentada para siempre con Cuba. Ha traducido libros, ha acogido a escritores cubanos en su casa, ha presentado los libros de los cubanos y las cubanas en Italia, ha participado en jornadas de solidaridad.
Su voz siempre se ha alzado contra las injusticias, en defensa de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas de mañana, ha merecido innumerables premios, pero el que màs valora es el del reconocimiento de los niños en su país, que la saludan en la calle como a una amiga. Ella es una de las màs conocidas y populares autoras para la infancia en Italia. No por gusto fue escogida como Embajadora de buena voluntad de la UNICEF.
En la màs reciente Feria Internacional del Libro de La Habana la Editorial Gente Nueva ha presentado su libro La increible historia de Lavinia en su colección Veintiuno que escoge sus textos como una apuesta por lo valiente, novedoso y actual, una literatura para niños, adolescentes y jóvenes sin prejuicios, ni temas tabú, según aclara en sus propósitos.
La hermosa edición a cargo del reconocido narrador Enrique Pérez, con diseño de María Elena Cicard e ilustraciones de Arístides Hernández, Ares, tiene una introducción de Bianca que explica las motivaciones del libro y señala: Agradezco por la inspiración: a Andersen por la pequeña vendedora de fósforos, a Tolkien por el anillo, a King por la mirada. A Voltaire porque sí y a la Madre Naturaleza por la caca. No se aconseja la lectura de este libro a personas demasiado melindrosas.
La autora ha donado sus derechos de esa obra y también los de Una escuela para Lavinia, La muñeca viva y La muñeca del alquimista que irán apareciendo próximamente en esa misma colección que es un regalo para los chicos y chicas de Cuba porque incluye a los mejores escritores del mundo. Será una gran oportunidad de asomarse al jardín de Bianca donde el abono es el amor a esos que José Martì consideraba la esperanza del mundo.

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